Cuando yo
llegué a Hollywood con 22 años eran unos tiempos muy diferentes a los de
hoy en día, un tiempo en el que las probabilidades de estar aquí esta
noche 53 años después no estarían a mi favor. Mirando atrás, la ruta no
había sido establecida para lo que yo deseaba llegar a ser, no había
indicios para mí a los cuáles seguir, nadie a quien seguir.
Aquí estoy esta noche al final de ese viaje que empecé en 1949 y que hubiera sido casi imposible de conseguir y nunca se habría llevado a cabo sin un número incontable de de valientes y generosas decisiones hechas por un puñado de visionarios cineastas americanos, directores, escritores y productores; cada uno de ellos con un sentido fuerte de responsabilidad ciudadana para los tiempos que vivieron; sin miedo permitieron en su arte reflejar sus visiones y sus valores, su ética y su moralidad, y sobre todo, darlos a conocer a los demás. Sabían que la probabilidad de enfrentarse a ello sería apabullante y que habría algo bueno por venir. Todavía esos cineastas perseveran, hablan a través de su arte a lo mejor de nosotros. Y yo he sido bendecido por sus esfuerzos. La industria ha sido bendecida por sus esfuerzos. América ha sido bendecida por sus esfuerzos. Y ya sea mucho o poco el mundo ha sido bendecido por sus esfuerzos.
Por lo tanto, con respect, comparto este gran honor con Joe Mankiewicz, Richard Brooks, Ralph Nelson, Darryl Zanuck, Stanley Kramer, los hermanos Mirisch, especialmente Walter cuya amistad yace en mi corazón en este momento, a Guy Green, Norman Jewison y todos los demás que me echaron una mano para alterar las probabilidades mías y de los demás. Sin ellos este memorable momento no hubiese ocurrido y muchos excelentes jóvenes actores no hubieran podido haber existido y así haber enriquecido la tradición de cineastas americanos. Yo acepto este premio en memoria de todos los actores y actrices afroamericanos que estuvieron antes que yo en esos difíciles años, y sobre cuyos hombros tengo yo el privilegio de estar donde estoy ahora.
Mi amor y gracias a mi maravillosa mujer, mis hijos y mis nietos, a mi agente y amigo Martin Baum. Y finalmente a los miembros alrededor del mundo que ha impuesto su verdad en los juicios ya sea como actores o cineastas. Agradezco a cada uno de ellos por su apoyo a lo largo de los años. Gracias.
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Aquí estoy esta noche al final de ese viaje que empecé en 1949 y que hubiera sido casi imposible de conseguir y nunca se habría llevado a cabo sin un número incontable de de valientes y generosas decisiones hechas por un puñado de visionarios cineastas americanos, directores, escritores y productores; cada uno de ellos con un sentido fuerte de responsabilidad ciudadana para los tiempos que vivieron; sin miedo permitieron en su arte reflejar sus visiones y sus valores, su ética y su moralidad, y sobre todo, darlos a conocer a los demás. Sabían que la probabilidad de enfrentarse a ello sería apabullante y que habría algo bueno por venir. Todavía esos cineastas perseveran, hablan a través de su arte a lo mejor de nosotros. Y yo he sido bendecido por sus esfuerzos. La industria ha sido bendecida por sus esfuerzos. América ha sido bendecida por sus esfuerzos. Y ya sea mucho o poco el mundo ha sido bendecido por sus esfuerzos.
Por lo tanto, con respect, comparto este gran honor con Joe Mankiewicz, Richard Brooks, Ralph Nelson, Darryl Zanuck, Stanley Kramer, los hermanos Mirisch, especialmente Walter cuya amistad yace en mi corazón en este momento, a Guy Green, Norman Jewison y todos los demás que me echaron una mano para alterar las probabilidades mías y de los demás. Sin ellos este memorable momento no hubiese ocurrido y muchos excelentes jóvenes actores no hubieran podido haber existido y así haber enriquecido la tradición de cineastas americanos. Yo acepto este premio en memoria de todos los actores y actrices afroamericanos que estuvieron antes que yo en esos difíciles años, y sobre cuyos hombros tengo yo el privilegio de estar donde estoy ahora.
Mi amor y gracias a mi maravillosa mujer, mis hijos y mis nietos, a mi agente y amigo Martin Baum. Y finalmente a los miembros alrededor del mundo que ha impuesto su verdad en los juicios ya sea como actores o cineastas. Agradezco a cada uno de ellos por su apoyo a lo largo de los años. Gracias.
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