Muchas gracias. Y gracias a ti querido
Sidney (Poitier) y a la maravillosa Annette. Sentado aquí con todo y
disfrutando esta maravillosa noche, me ha hecho volver atrás en el
tiempo a la primera vez que estuve aquí. Fue hace mucho tiempo. Fue el
15 de Marzo de 1944. Tenía 11 años. Mi padre estaba lejos en la guerra
preparando el día D. Había sido nominado como mejor director por una
película llamada "El amor llamó dos veces". Y yo estaba planeando venir
para ver a las estrellas de Hollywood y a los Seals Francisco en
Beverly. Y mi madre me dijo que en vez de ir a eso fuera al teatro chino
de Grauman y que si mi padre ganaba el premio fuera yo quien lo
aceptara. Recuerdo ponerme un traje que picaba y venir aquí con mi
madre y mi abuela. Y mi madre diciéndome lo elegantes que eran las
estrellas sentadas alrededor de nosotros: Jean Arthur, Jennifer Jones,
Ingrid Bergman… cuando las películas de los otros ganaban por dirección
artística o por sonido ellos aplaudían, y era agradable. Y entonces un
director, Mark Sandrich, subió al escenario a presentar el premio al
mejor director. Yo estaba preparado. Pero no entendía como funcionaba
esto. Sabía el promedio de batear de cada jugador en la alineación de
las estrellas de Hollywood pero nunca había oído hablar de "Casablanca".
Mark Sandrich leyó los nombres, abrió el sobre y dijo: Michael Curtiz
por "Casablanca". Y desgraciadamente para las elegantes y finas damas
sentadas alrededor de mí, mi madre me dijo, que me salió una voz
profunda y resonante para un niño de mi edad diciendo: "Nos han robado".
Como veís, he crecido viniendo aquí. Quería ser cronista deportivo. Mis heroes eran Grantland Rice y Red Smith. Y no quería consagrar mi vida a llegar a ser el mejor segundo director en la familia, pero yo tenía este legado. Mi abuela, Georgia Woodthorpe, era una gran actriz en San Francisco. Ella interpretaba "Ofelia" en la adaptación de "Hamlet" de Edwin Booth. Y su hija, Georgie Cooper, se casó con Landers Stevens. Ellos tuvieron sus ídolos en San Francisco, y Landers fue director. Y cuando las películas arruinaron los teatros se vinieron a Hollywood. La próxima vez que veáis "En alas de la danza" el hombre guapo con pelo gris que interpreta al padre de la chica que Fred Astaire lleva a su boda es Landers Stevens. Y mi otra abuela, Alice Howell, vino aquí y estuvo en las seis primeras películas que Charlie Chaplin hizo y luego hizo unas cien más. Y mi madre, ella era una bañistas bellas de Mack Sennett hasta que se retiró para educarme a mí. Por eso, lo llevamos en la sangre. Y mi hija Caroline está aquí, ella hace documentales y mi hijo Michael es escritor, productor y director. Él está en Washington esta noche produciendo los Kennedy Center Honors. Probablemente suene irrelevante, pero son ya la quinta generación en el show business. Lo que nos hace a Liz y a mí estar muy orgullosos de nuestro hijo David, con su doctorado en Harvard y su compañía llamada Symphony Learning, él enseña a los niños a aprender. Lo que prueba que los Stevens pueden hacer mucho en el mundo real.
Yo volví a los Oscars unos años después, esta vez con mi padre, y me senté cerca de él la noche que él ganó por "Un lugar en el sol". Y de vuelta a casa aquella noche él estaba conduciendo el coche –era diferente en aquellos días- y el Oscar estaba en el asiento entre nosotros. Y era muy excitante. Y creo que él pensaba que yo también estaba excitado. Él se agachó, sonrió y me dijo algo que cambió mi vida. Él me dijo, tendremos una idea mejor acerca de qué clase de película será dentro de unos 25 años. Él estaba hablando acerca de la prueba del paso del tiempo. Y esa prueba del paso del tiempo fue la idea subyacente y la ética de lo que acabaría siendo el American Film Institute y más tarde el Kennedy Center Honors. Por eso, agradezco a mi padre por abrirme la puerta para tener una vida creativa que me ha aportado tanto con tan maravillosos amigos en nuestra profesión. Y creo que es importante para estos cineastas entre nosotros los cuales nadarán hacía temas de actualidad, que desafiarán la industrialización en la forma de hacer películas, que las rellenarán con pasión, gloria, piedad y sacrificio, y lo conseguirán desde el fondo de nuestra humanidad. Y pensando esto agradezco a la Academia y a la Junta de Gobernadores. Y esto supone un gran reto para mí porque compartimos valores acerca de la importancia de los valores de una película. Por eso, esta noche yo digo que aquí están las grandes películas del futuro, y añadiría que esta noche no me siento robado. Muchas gracias.
Pulsa aquí para ver los Oscars de George Stevens Jr.
Como veís, he crecido viniendo aquí. Quería ser cronista deportivo. Mis heroes eran Grantland Rice y Red Smith. Y no quería consagrar mi vida a llegar a ser el mejor segundo director en la familia, pero yo tenía este legado. Mi abuela, Georgia Woodthorpe, era una gran actriz en San Francisco. Ella interpretaba "Ofelia" en la adaptación de "Hamlet" de Edwin Booth. Y su hija, Georgie Cooper, se casó con Landers Stevens. Ellos tuvieron sus ídolos en San Francisco, y Landers fue director. Y cuando las películas arruinaron los teatros se vinieron a Hollywood. La próxima vez que veáis "En alas de la danza" el hombre guapo con pelo gris que interpreta al padre de la chica que Fred Astaire lleva a su boda es Landers Stevens. Y mi otra abuela, Alice Howell, vino aquí y estuvo en las seis primeras películas que Charlie Chaplin hizo y luego hizo unas cien más. Y mi madre, ella era una bañistas bellas de Mack Sennett hasta que se retiró para educarme a mí. Por eso, lo llevamos en la sangre. Y mi hija Caroline está aquí, ella hace documentales y mi hijo Michael es escritor, productor y director. Él está en Washington esta noche produciendo los Kennedy Center Honors. Probablemente suene irrelevante, pero son ya la quinta generación en el show business. Lo que nos hace a Liz y a mí estar muy orgullosos de nuestro hijo David, con su doctorado en Harvard y su compañía llamada Symphony Learning, él enseña a los niños a aprender. Lo que prueba que los Stevens pueden hacer mucho en el mundo real.
Yo volví a los Oscars unos años después, esta vez con mi padre, y me senté cerca de él la noche que él ganó por "Un lugar en el sol". Y de vuelta a casa aquella noche él estaba conduciendo el coche –era diferente en aquellos días- y el Oscar estaba en el asiento entre nosotros. Y era muy excitante. Y creo que él pensaba que yo también estaba excitado. Él se agachó, sonrió y me dijo algo que cambió mi vida. Él me dijo, tendremos una idea mejor acerca de qué clase de película será dentro de unos 25 años. Él estaba hablando acerca de la prueba del paso del tiempo. Y esa prueba del paso del tiempo fue la idea subyacente y la ética de lo que acabaría siendo el American Film Institute y más tarde el Kennedy Center Honors. Por eso, agradezco a mi padre por abrirme la puerta para tener una vida creativa que me ha aportado tanto con tan maravillosos amigos en nuestra profesión. Y creo que es importante para estos cineastas entre nosotros los cuales nadarán hacía temas de actualidad, que desafiarán la industrialización en la forma de hacer películas, que las rellenarán con pasión, gloria, piedad y sacrificio, y lo conseguirán desde el fondo de nuestra humanidad. Y pensando esto agradezco a la Academia y a la Junta de Gobernadores. Y esto supone un gran reto para mí porque compartimos valores acerca de la importancia de los valores de una película. Por eso, esta noche yo digo que aquí están las grandes películas del futuro, y añadiría que esta noche no me siento robado. Muchas gracias.
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