Me estoy resistiendo a no volverme loco al estilo de Sally Field hace dos años.
Muchas gracias. Siguiendo los pasos de algunos de mis héroes: Cecil B. DeMille, George Stevens, Alfred Hitchcock, William Wyler, Ingmar Bergman y Robert Wise, este premio es un verdadero gran honor para mí. El premio Thalberg fue dado por primera vez en 1937 que fue el año de "Chicago", "Capitanes intrépidos", "Callejón sin salida", "La vida de Emile Zola", "Horizontes perdidos", "Damas del teatro" y "Ha nacido una estrella". Todas fueron nominadas a la Mejor Película aquel año. Me han contado que Irving Thalberg adoradaba a los guionista. Y ahí es por donde se empieza. Primero y ante todos somos contadores de historias, y sin el guión simplemente improvisamos. Él sabía que un guión es más que un simple plan de acción. La idea global es que la magia de las películas estén siempre conectadas las poderosas imágenes con los diálogos, las interpretaciones y la música, nunca pueden ser separados, y cuando todo funciona bien ya nunca puede volver a ser repetido ni incluso olvidado.
Yo he crecido –la mayor parte de mi vida la he pasado viendo películas. Las películas han sido la literatura de mi vida. La literatura de la generación de Thalberg que escribió libros y guiones. Ellos leían las grandes palabras de las grandes mentes. Y pienso que nuestro romance con la tecnología y nuestra excitación por explorar todas las posibilidades de una película ha hecho que en parte hayamos perdido algo que ahora debemos recuperar. Es tiempo de recobrar nuestro amor por las palabras. Yo soy culpable como cualquiera de haber exaltado las imágenes por encima de las palabras, a costa de perder el valor de las palabras. Pero solo una generación de lectores engendrará una generación de escritores.
Las cinco películas nominadas a Mejor película este año son de escritores directores. Y es una buena noticia que estas películas hayan encontrado su audiencia. Porque esta audiencia, para la que trabajamos, merece todo lo que se le pueda dar. Merecen que cada centavo, cada toma, cada corte de los dólares del presupuesto. Y Irving Thalberg sabía esto. Él se habría sentido orgulloso de haber estado asociado a estas películas, y yo estoy orgulloso de tener mi nombre en este premio en mi honor. Porque me recuerda realmente lo mucho que aún debo crecer como artista. Tengo ante mí el deber de hacerme merecedor de estar en la compañía de aquellos que lo han recibido antes que yo. Mi más profundo agradecimiento a la junta de gobernadores de la Academia y a la audiencia allí en la oscuridad. Muchas gracias.
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Muchas gracias. Siguiendo los pasos de algunos de mis héroes: Cecil B. DeMille, George Stevens, Alfred Hitchcock, William Wyler, Ingmar Bergman y Robert Wise, este premio es un verdadero gran honor para mí. El premio Thalberg fue dado por primera vez en 1937 que fue el año de "Chicago", "Capitanes intrépidos", "Callejón sin salida", "La vida de Emile Zola", "Horizontes perdidos", "Damas del teatro" y "Ha nacido una estrella". Todas fueron nominadas a la Mejor Película aquel año. Me han contado que Irving Thalberg adoradaba a los guionista. Y ahí es por donde se empieza. Primero y ante todos somos contadores de historias, y sin el guión simplemente improvisamos. Él sabía que un guión es más que un simple plan de acción. La idea global es que la magia de las películas estén siempre conectadas las poderosas imágenes con los diálogos, las interpretaciones y la música, nunca pueden ser separados, y cuando todo funciona bien ya nunca puede volver a ser repetido ni incluso olvidado.
Yo he crecido –la mayor parte de mi vida la he pasado viendo películas. Las películas han sido la literatura de mi vida. La literatura de la generación de Thalberg que escribió libros y guiones. Ellos leían las grandes palabras de las grandes mentes. Y pienso que nuestro romance con la tecnología y nuestra excitación por explorar todas las posibilidades de una película ha hecho que en parte hayamos perdido algo que ahora debemos recuperar. Es tiempo de recobrar nuestro amor por las palabras. Yo soy culpable como cualquiera de haber exaltado las imágenes por encima de las palabras, a costa de perder el valor de las palabras. Pero solo una generación de lectores engendrará una generación de escritores.
Las cinco películas nominadas a Mejor película este año son de escritores directores. Y es una buena noticia que estas películas hayan encontrado su audiencia. Porque esta audiencia, para la que trabajamos, merece todo lo que se le pueda dar. Merecen que cada centavo, cada toma, cada corte de los dólares del presupuesto. Y Irving Thalberg sabía esto. Él se habría sentido orgulloso de haber estado asociado a estas películas, y yo estoy orgulloso de tener mi nombre en este premio en mi honor. Porque me recuerda realmente lo mucho que aún debo crecer como artista. Tengo ante mí el deber de hacerme merecedor de estar en la compañía de aquellos que lo han recibido antes que yo. Mi más profundo agradecimiento a la junta de gobernadores de la Academia y a la audiencia allí en la oscuridad. Muchas gracias.
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