Caray, cuando me dijeron que iba a recibir este premio ellos dijeron quién quería hablar en mi nombre. El primer nombre que salió de mi boca fue Al Ruddy. Y lo sabía. Porque él tiene montones de historias divertidas, pero cuando tú eres director no todas son buenas, porque él hace el reparto mientras te está contando las historias y yo esperando. Yo dije, Ruddy, adelante. Una vez yo acabe volveréis a escuchar a Ruddy (dirigiéndose a Ruddy en el escenario): ¿Vas a dejarme estar aquí y escucharme o tengo que volver a sentarme?
Gracias. Muchas gracias. Lo aprecio. ¿Sabéis? Estáis viendo al hombre vivo más afortunado. Y afortunado de estar vivo. Como un niño no pienso mucho en mí, y eso cuenta. La razón es que yo soy hijo de aparcero, allá en las colinas de Arkansas durante la gran depresión, con solo ocho años de educación. No estoy muy seguro pero mi madre me miraba por las noches con una gran sonrisa. Allá por 1954 yo pasé tres años en el ejército como paracaidista en la 82nd Airborne Division donde hice alrededor de 400 saltos. La mayoría de esos saltos fueron para probar los paracaídas. Y muchos fines de semana yo trabajaba en un excitante show aéreo, el cual fue un perfecto entrenamiento para mi primera película “El héroe solitario” que interpretaba Jimmy Stewart. Estuvieron preparando un salto en una secuencia arrolladora, y necesitaban que dos tíos trabajaran en lo alto de un par de biplanos. El encargado de producción habló con mi compañero y conmigo sobre cómo debía ser la carga en el primer salto. Demonios, no sabía, nunca lo había hecho antes. No tenía ni idea de que sería lo más apropiado. Intentamos explicárselo como pudimos, dos mil dólares por cada vez que lo hicimos. Y una voz detrás de mí dijo: “Dos mil dólares. Lo haré yo”. Miré hacía atrás y era el director Billy Wilder. Él estuvo con nosotros cuando subimos a los aviones, escalando a lo alto del ala, abrochándonos. Yo dije, “esta tontería será una broma”. Pero no lo era. Él apretó el piloto y el viento empezó a golpearnos. Atravesamos a través de los campos, hicimos un par de pases y aterrizamos. Cuando Billy Wilder subió al avión él dijo, tenía un ojo guiñado y una pequeña sonrisa en su cara, y dijo: “Ahora, ¿cuánto quieres?” Estuvimos de acuerdo que mil dolares sería lo correcto. Yo trabajé seis semanas en la película y me pagaron más dinero que el que había visto en mi vida. Esa decisión fue un acierto. Empecé a ser un especialista en Hollywood.
Cuando yo empecé en el negocio el equipamiento de los especialistas era adecuado. Lo sé porque me rompí 56 huesos, mi espalda un par de veces, perforé un pulmón, tuve un hombre dislocado y me golpeé varios dientes tratando de usar aquellas cosas. Pero nunca creí que el modo que lo hacía era siempre el correcto. Por lo que traje un par de piezas de equipamientos hecho por especialistas mucho más real, más activo y más fácil. Más seguro. Y eso era lo que yo estaba buscando. Una forma de savarme de algunos viajes al hospital.
Sabéis, no estoy aquí por mi mismo. Tuve mucha ayuda. Y necesito agradecer a algunos de estos colegas. Como los especialistas y mujeres con los que trabajé, y me hicieron parecer bien lo q estaba haciendo. A todos los productores, directores y estrellas que me han requerido mis servicios. A la junta de gobernadores de la Academia por decidir darme este gran premio. Y a mi esposa Ellyn por animarme todos estos años y por cuidar mi salud tantas veces, con ese interminable amor. Cariño, tú eres la mejor, gracias. Una última cosa. Quiero a agradecer a la comunidad entera de Hollywood por permitirme ser parte de ella. Muchas gracias. Lo aprecio.
Gracias. Muchas gracias. Lo aprecio. ¿Sabéis? Estáis viendo al hombre vivo más afortunado. Y afortunado de estar vivo. Como un niño no pienso mucho en mí, y eso cuenta. La razón es que yo soy hijo de aparcero, allá en las colinas de Arkansas durante la gran depresión, con solo ocho años de educación. No estoy muy seguro pero mi madre me miraba por las noches con una gran sonrisa. Allá por 1954 yo pasé tres años en el ejército como paracaidista en la 82nd Airborne Division donde hice alrededor de 400 saltos. La mayoría de esos saltos fueron para probar los paracaídas. Y muchos fines de semana yo trabajaba en un excitante show aéreo, el cual fue un perfecto entrenamiento para mi primera película “El héroe solitario” que interpretaba Jimmy Stewart. Estuvieron preparando un salto en una secuencia arrolladora, y necesitaban que dos tíos trabajaran en lo alto de un par de biplanos. El encargado de producción habló con mi compañero y conmigo sobre cómo debía ser la carga en el primer salto. Demonios, no sabía, nunca lo había hecho antes. No tenía ni idea de que sería lo más apropiado. Intentamos explicárselo como pudimos, dos mil dólares por cada vez que lo hicimos. Y una voz detrás de mí dijo: “Dos mil dólares. Lo haré yo”. Miré hacía atrás y era el director Billy Wilder. Él estuvo con nosotros cuando subimos a los aviones, escalando a lo alto del ala, abrochándonos. Yo dije, “esta tontería será una broma”. Pero no lo era. Él apretó el piloto y el viento empezó a golpearnos. Atravesamos a través de los campos, hicimos un par de pases y aterrizamos. Cuando Billy Wilder subió al avión él dijo, tenía un ojo guiñado y una pequeña sonrisa en su cara, y dijo: “Ahora, ¿cuánto quieres?” Estuvimos de acuerdo que mil dolares sería lo correcto. Yo trabajé seis semanas en la película y me pagaron más dinero que el que había visto en mi vida. Esa decisión fue un acierto. Empecé a ser un especialista en Hollywood.
Cuando yo empecé en el negocio el equipamiento de los especialistas era adecuado. Lo sé porque me rompí 56 huesos, mi espalda un par de veces, perforé un pulmón, tuve un hombre dislocado y me golpeé varios dientes tratando de usar aquellas cosas. Pero nunca creí que el modo que lo hacía era siempre el correcto. Por lo que traje un par de piezas de equipamientos hecho por especialistas mucho más real, más activo y más fácil. Más seguro. Y eso era lo que yo estaba buscando. Una forma de savarme de algunos viajes al hospital.
Sabéis, no estoy aquí por mi mismo. Tuve mucha ayuda. Y necesito agradecer a algunos de estos colegas. Como los especialistas y mujeres con los que trabajé, y me hicieron parecer bien lo q estaba haciendo. A todos los productores, directores y estrellas que me han requerido mis servicios. A la junta de gobernadores de la Academia por decidir darme este gran premio. Y a mi esposa Ellyn por animarme todos estos años y por cuidar mi salud tantas veces, con ese interminable amor. Cariño, tú eres la mejor, gracias. Una última cosa. Quiero a agradecer a la comunidad entera de Hollywood por permitirme ser parte de ella. Muchas gracias. Lo aprecio.
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